La expresión musical constituye una experiencia globalizadora porque permite trabajar de una forma lúdica distintos contenidos de las diversas áreas: físico, afectivo y social.
La afición por la música a edades tempranas ayuda a formar el cerebro, desarrollar el oído musical y fomentar la creatividad.
El ritmo tiene el valor de ser un regulador admirable de los centros nerviosos, facilitando la relación entre las órdenes del cerebro y su ejecución por las partes del cuerpo.La base verdadera del ritmo se encuentra en el movimiento corporal: es la parte donde potenciamos la expresión corporal, psicomotricidad, interiorización rítmica, pulsación y movimiento a través de la música.
La música es la vía para fomentar el movimiento corporal y rítmico de nuestros contenidos.
Os dejo un pequeño vídeo de cómo se puede trabajar la expresión musical en niños y niñas en Educación Infantil. En ello comprobamos cómo hacia los dos años, su motricidad va respondiendo ante el fenómeno musical dando golpes y moviendo la cabeza.
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